MANERAS DE CONTAR LA VIDA

DESPERTAR 

El cuerpo, una patera desnuda, flotando en una colchoneta de sal. Sordo de aire, atento al rugir del estómago del océano. Un cuatro por cuatro latente, como un canto de monjes al amanecer. Llegan a la orilla espumando las arenas volcánicas, dejando huellas efímeras. 

Hoy sopla el viento con tanta intensidad como el cortejo de las chicharras de puesta de sol. 


El cuerpo sonrosado de fuego de desierto. 


El pelo anudado por la arena. 


Los ojos perdidos en un horizonte de mar, sorteando la brisa de 


Eolo enfurecido. 


Hipnótico desierto. 


Un chapuzón de calma para un cuerpo en alerta. Despierta el desierto ante la zozobra del mar. 

Se despereza con calma. 

Comienza a calentar la orilla, a aventar las olas. 

Llegan los bronceados perfumados. 

Es hora de preparar el desayuno.

 

Es mentira 

Son mentira tus ojos

Las horas del reloj

El silencio de esta casa

Tu boca cuando me besa

Es mentira tu nombre

El idioma en el que hablas

el silbido de la cafetera

la infusión tras cenas copiosas

Son mentiras las palabras

que salen de nuestras bocas

desde que amanecemos hasta que perdemos

la conciencia 

incluso esa falta de conciencia 

es mentira

No se escucha a la ciudad 

Ni el canto de los pájaros urbanitas

Ni el ladrido del perro madrugador

Ni siquiera las voces de calle

Que entran por la ventana

Todo es mentira

Mentira que me quieras

Mentira que sea 

Mentira que piense

Los pensamientos son mentira

Y los sueños se refugian en una dulce mentira

El deseo y la pasión

La consciencia e inconsciencia

Todo incluso el hecho de que respires

Es una pura y fantástica mentira

Es mentira la moneda

El supermercado y la noche de copas

Es mentira cada segundo que habito

Y habitar también es mentira

Me miento

Te miento

Nos mentimos

Reinventamos la mentira 

Para ser originales

Para mentir con elegancia

Para mentir con fortuna y acierto

Metimos para llegar a ser alguien

Para tener una casa, un coche, una despensa

De mentira 

Metimos al apetito

Mentimos a las ganas 

Metimos para creernos nuestras propias mentiras

Mentiras estos versos

Mentira el deseo de escribir 

Para decir que todo es una mentira

Miénteme

Que yo te creo

Miénteme 

Que yo te miento

y así en una verdad 

sincera

vivir con la mejor de las mentiras 

 

 

MI MADRID

Mi pueblo tiene más de un millar

de rascacielos. Un paseo 

con cuatro carriles de velocidad limitada

y un pestilente aroma

a gasoil quemado. 

Desde lo alto, 

mi pueblo tiene una policromada

imagen de tejados rojizos,

paredes antaño blancas,

corralas con barandillas de madera

y unos solarium privilegiados

con cuerpos generalmente desnudos al sol. 

Suena a voces entrecruzadas,

idiomas inteligibles,

gritos de dolor y gemidos de domingos de madrugada. 

Cuando se despereza el lunes 

se deja llevar por el descompensado

ritmo del rugir de los coches;

y en la noche del jueves 

silba una melodía de seducción. 

¿Quién diría que el domingo

guardaría silencio?

El silencio da miedo 

en mi pueblo. 

Me ha acostumbrado 

a sentirlo ruidoso. 

Mi pueblo no me vio nacer

y a buen seguro no sabe ni que existo.

A mi pueblo regreso 

de cada viaje sabiendo que a la puerta

del aeropuerto habrá un hombre 

de voz rota

intentando cobrarme más de lo que cuesta una bandera. 

No tiene fama de amable

pero tampoco de insolidaria. 

En mi pueblo la gente sale a la calle

a alzar sus voces y grita, de vez en cuando, 

algo al unísono. 

Un día decidí que esta ciudad 

sin mar iba a ser mi pueblo. Sé de sus calles,

de sus barrios, de sus cocinas, de sus aromas

e incluso he descubierto cuáles son 

algunas de sus debilidades. 

Ése es nuestro gran secreto. 

Dos desconocidos, dos anónimos, 

dos y en ocasiones tres, que no está mal, 

viviendo como buenamente 

nos apetece vivir, por eso es mi pueblo. 

 

 

MOMENTO 14. SECOND LIFE

He perdido el miedo a descubrirme
frente a un espejo cualquiera
a silbar la melodía de puesta de sol
que me ensañaron las chicharras del desierto,
a dejar mis pechos desnudos
sin temor a la brisa del invierno.

Sobre una paleta de papel de cebolla
he descubierto que ya no me lloran los ojos
cuando reinvento mi pasado,
no necesito acotaciones a pie de página
e incluso estoy evitando la tropa
de puntos suspensivos con los que intento
cubrir los nombres que no se llaman
o no quiero que se sigan llamando.

He dejado el babi del colegio
con mi nombre escrito con hilo blanco
olvidado en un lugar que no recuerdo.
He sentido, desde entonces, que he perdido
trece kilos de peso.
En pie de pista,
la avioneta ligera
está dispuesta a emprender el vuelo.

 

Il viaggio

Asómate por la ventanilla para ver pasar la vida a más de 200 kilómetros por hora frente a tus ojos de verano airado, sin saber a dónde vas, sin saber si volverás… Fragmentos de una calendario de julio revolotean en tu maleta de hiel. Hay tanto por vivir en tan poco tiempo. En la estación del adiós, el recuerdo sobrevuela los raíles del pasado. Cae la tarde, llega el azul, el andén sigue vacío.

«io quasi quasi prendo il treno 
e vengo, vengo da te, 
Ma il treno dei desideri 
nei miei pensieri all’incontrario va»

 

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