Lluvia

En aquellos tiempos

de libros apilados 

en una mesa de caos ordenado,

donde garabateaba las palabras 

que hoy me han dado nombre, 

encontraba el refugio en días lluvia. 

Siempre he escrito con pluma 

para reconocer mi letra de danza

con sus manchas de imperfección,

para saber que soy de este mundo

aunque no lo entienda

De aquellos principios del Ser 

que buscaba una identidad, 

cuando el cielo revienta de ira

lanzando latigazos de fría agua, 

guardo las Ganas, 

el tiempo en mi Silencio

y la Inquietud se saber todo aquello

qué había detrás de aquel lagrimear de mi ventana. 

No tengo el pulso tranquilo 

Ni edad para enamoramientos. 

No creo en las miradas huidizas

Ni en los olvidos provocados 

La mañana la saludo con café amargo

y esa tostada que, no sé por qué, 

siempre se me quema. 

¿Quién pudiera ordenar el armario 

para no volverse loca buscando 

aquello que cree tener 

y que, en tiempos de gordura, a bien seguro 

aún le cabe?

Llueve. Como ayer. 

Pero ya es mañana. 

Y el cielo gris invade de luz 

mi día. 

Un corcho de chardonnay 

ocupa ese lugar impropio 

en el suelo de mi casa

y dos copas 

de labios perpetuos

me recuerdan que aún duermes 

en mi cama. 

En ocasiones

recuerdo que no hay mejor refugio

en días de lluvia, 

que aquella cabaña invisible

donde imaginábamos 

que otro mundo era posible.

Me vuelvo a la cama

—‘Another one’ Sara Cucala

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