Nunca se está del todo preparado para mordisquear la tradición sin que te provoque la emoción del ayer. Siempre aflora el sentimiento, se acelera el corazón y se lagrimea la nostalgia. Después se sonríe porque el saber de dónde vienes te hace entender a dónde vas y eso llena de felicidad.
(ARTICULO ESCRITO PARA LA GUÍA REPSOL.COM CONTINUAR LEYENDO)
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